En Edomex la alianza no está muerta

Observatorio electoral

En contra de lo que muchos piensan, a pesar de lo ocurrido a nivel nacional, en el Estado de México la posibilidad de que PRI, PAN y PRD formen una alianza para las próximas elecciones locales sigue viva.

Ante la imposibilidad de ganar por sí solos la gubernatura, sus líderes hacen diversos esfuerzos para concretar una alianza que frene a Morena en 2023. Conscientes del avance electoral del último, el PAN y el PRD se han acercado cada vez más al PRI. 

Hay declaraciones recientes a favor de la alianza. Esto hace pensar que esa posibilidad no está muerta. Así lo revelan hechos recientes. La semana pasada se pronunciaron en este sentido Enrique Vargas (PAN), Omar Ortega (PRD) y Eric Sevilla (PRI), en momentos diferentes.

Tal hecho significa que esos partidos se alejan de la dinámica observada a nivel nacional, para asumir otra lógica en suelo mexiquense. La posibilidad de que se concrete esa alianza electoral no es descabellada. Existen suficientes antecedentes para pensar que eso puede ocurrir.

Por las condiciones propias del Estado de México, los partidos de oposición han tenido un desarrollo político diferente en el ámbito local, muy cercano al gobierno estatal, incluso desacatando instrucciones de sus dirigencias nacionales. La cercanía del PAN y el PRD con el PRI no es nueva.

Desde finales del siglo pasado y lo que va del presente, el gobierno estatal ha tratado de cooptar a sus principales dirigentes con dinero y cargos públicos, para mantenerlos controlados.

Existen muchas evidencias de tales prácticas, al menos desde el gobierno de César Camacho, quien sobornó a varios diputados perredistas para que hicieran quórum en la toma de posesión de Arturo Montiel.

Después, éste último gobernador, quien sostenía que todo lo que se podía comprar en política resultaba barato, sobornó con 25 millones de pesos a 13 diputados panistas, para que formaran una fracción “independiente” y le aprobaran las dudosas cuentas públicas de su gobierno.

En varios sentidos, esos dos partidos han sido una oposición más formal que real. Desde hace mucho tiempo han recibido numerosos beneficios del gobierno, como casi todos los demás partidos del espectro local, incluido un grupo de lo que hoy es Morena. En los hechos, numerosos líderes del PAN y del PRD se han convertido en comparsas del sistema que alguna vez combatieron.

Desde entonces ha sido común ver que familiares y gente cercana a dirigentes, legisladores y presidentes municipales, entre otros, se conviertan en funcionarios públicos o miembros de los diversos poderes del estado. Esto ocurre como parte del proceso de cooptación que permanentemente se realiza entre líderes de la oposición partidista. La lista de nombres es muy larga. 

Como resultado de tales prácticas, desde hace muchos años los dirigentes del PRI, PAN y PRD han creado diversos intereses en común que los hacen mantenerse unidos en lo político, en lo económico y hasta en lo social. Eso se puede ver hasta en las fiestas y reuniones donde los líderes partidistas conviven como una sola familia política.

Entonces no son casuales los acercamientos entre líderes panistas y perredistas con el PRI. Amplios sectores del PAN y del PRD han terminado por mimetizar muchas de las prácticas priistas que antes condenaban. Después de tantos años de beneficiarse del sistema, su resistencia al cambio es natural.

No quieren dejar su zona de confort, porque se han convertido en algo parecido a lo que antes combatían. Ironías de la vida.

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